Phil Gore y Sarah Perry ganan el Backyard Ultra World Championship.
Dos hazañas en Tennessee
El australiano Phil Gore y la británica Sarah Perry fueron los grandes protagonistas del Big’s Backyard Ultra World Championship, celebrado en Bell Buckle, Tennessee, una de las pruebas más duras y singulares del mundo del ultrarunning.
Gore se consagró campeón mundial tras completar 114 vueltas de 6,7 kilómetros —equivalentes a 764 km— durante cuatro días y 18 horas de esfuerzo ininterrumpido. Por su parte, Perry logró un nuevo récord mundial femenino al completar 95 vueltas (unos 636 km) antes de retirarse por un dolor de espalda, tras casi cuatro días de carrera.
El evento, creado por el legendario Lazarus Lake, fundador también del Barkley Marathons, se basa en un formato tan simple como despiadado: los corredores deben completar una vuelta de 4,167 millas (6,7 km) cada hora, hasta que solo quede una persona en pie.
La hazaña de Sarah Perry
La actuación de Sarah Perry fue una de las más notables en la historia del formato Backyard. Durante casi cinco días, desafió los límites de la resistencia y la privación del sueño, estableciendo una nueva plusmarca femenina de 95 vueltas, y superando ampliamente el anterior récord de Megan Eckert, quien había completado 88 vueltas en 2023.
Perry también pulverizó el récord británico absoluto, que pertenecía a Matt Blackburn (87 vueltas). Su actuación la consolidó como una de las corredoras más resistentes del planeta, y su determinación fue elogiada por el propio Lazarus Lake, quien le dedicó palabras de admiración al momento de su retiro: «Fue un placer verte correr. Completaste 95 vueltas, algo extraordinario. Creo que lo mejor que puedes hacer ahora es dormir un poco», dijo entre sonrisas el creador del evento.
A pesar del dolor de espalda que la obligó a detenerse antes de intentar la vuelta 96, Perry dejó una huella imborrable: «Estuve cerca de las 96 vueltas, que habrían sido cuatro días completos. Mi cuerpo simplemente no podía más, pero estoy feliz con lo logrado», declaró exhausta al terminar.
El último en pie
Mientras Perry alcanzaba su récord histórico, Phil Gore continuaba su batalla por el título mundial. En la jornada siguiente, el australiano fue el único capaz de salir para la vuelta 114, convirtiéndose así en el campeón del mundo tras más de 475 millas recorridas.
Su principal rival fue Ivo Steyaert, de Bélgica, quien se mantuvo en carrera hasta la vuelta 113, ganándose el reconocimiento como «asistente» del campeón, una figura tradicional del formato Backyard que celebra el espíritu de cooperación entre competidores.
«Quise venir hace cuatro años, pero no pude por la pandemia. Hace dos años tuve mi oportunidad, pero no salió como esperaba. Estoy feliz de que a la tercera haya sido la vencida», contó Gore. «Estoy cansado y confundido; hubo momentos en que no sabía ni dónde estaba. Solo quiero dormir… y ducharme», añadió entre risas tras cruzar la meta final.
Una carrera donde nadie gana solo
El espíritu del Backyard Ultra va más allá de la competencia. Como explicó Lazarus Lake antes del inicio, «ningún atleta puede ganar solo. Para que haya un campeón, alguien más debe empujarlo hasta el límite. Todos forman parte de la victoria; somos una familia».
Y esa familia crece cada año: el formato se ha expandido a más de 85 países, convirtiéndose en un fenómeno global del ultrarunning.
Aunque Gore no logró superar su propio récord mundial de 119 vueltas alcanzado meses atrás en el Dead Cow Gully Backyard Masters, sí estableció una nueva marca de campeonato mundial, mientras que Perry redefinió los límites del rendimiento femenino.
Dos historias, un mismo espíritu: en el Backyard Ultra, la resistencia se celebra en comunidad y el reloj es el enemigo común. ![]()


