Courtney Dauwalter cambia las montañas por el asfalto y vuelve a brillar.
De los senderos alpinos a las calles de Minnesota
La reina del ultrarunning, Courtney Dauwalter, dejó por un fin de semana las cumbres y los senderos para enfrentarse a un nuevo desafío: el asfalto. El domingo 5 de octubre, la atleta estadounidense participó en el Twin Cities Marathon, en Minnesota, su primer maratón de ruta en 13 años, logrando un tiempo de 2 horas, 49 minutos y 54 segundos, lo que le valió el séptimo puesto femenino en condiciones climáticas extremas de calor y viento.
Un regreso a casa
La carrera tuvo un significado especial para Dauwalter, quien creció en Hopkins, a pocos kilómetros de la meta en St. Paul. En 2009 había corrido por primera vez este mismo maratón, registrando 3h18:14, y volvió en 2012 para hacerlo junto a sus hermanos en 3h52:48. Esta vez, en cambio, lo hizo como profesional, con la misma sonrisa de siempre, sus inconfundibles «shortney» (los pantalones largos y holgados que se han vuelto su sello) y su energía contagiosa.
«Fue muy divertido. Fue genial cambiar el entrenamiento y probar mis piernas en un maratón de asfalto», escribió en sus redes tras la carrera. «Ponerme a prueba en algo nuevo y no saber cómo irá fue el cambio perfecto después de todo un verano en la montaña. ¡Gracias Minnesota por los ánimos en carrera!»
Ritmo firme bajo el calor
El Twin Cities Marathon fue catalogado como una de las ediciones más calurosas en su historia, con temperaturas cercanas a los 27ºC y ráfagas de viento superiores a 30 km/h. Aun así, Dauwalter corrió con una regularidad notable: pasó la media maratón en 1h24:08 y mantuvo un ritmo constante de 4:00/km hasta la meta, una marca que muchos maratonistas experimentados tardan años en alcanzar.
Las victorias del día fueron para Jane Bareikis (2h32:00) en mujeres y Will Norris (2h15:00) en hombres.
De la ultradistancia al maratón
A los 40 años, Dauwalter es considerada una de las mejores ultrarunners de todos los tiempos. Ha conquistado pruebas míticas como Western States, Hardrock, UTMB, Lavaredo, Transgrancanaria y Moab 240, en muchas ocasiones superando incluso a los hombres. Su filosofía es tan sencilla como efectiva: correr por curiosidad y por placer, sin obsesionarse con los números, sin entrenador y alimentándose con caramelos, nachos o cerveza.
Por eso, su debut en el asfalto no fue una transición de disciplina, sino una extensión de su espíritu explorador. «Entrenar para una carrera más corta y rápida añade un nuevo reto. No importa lo que suceda, correr me da muchísima alegría, y ser feliz es parte fundamental de la preparación», comentó antes de la competencia.
Un resultado que amplía su leyenda
Aunque su tiempo no compite con el de las élites del asfalto, su desempeño es notable considerando que no realizó una preparación específica ni compite regularmente en ruta. Su marca es incluso mejor que la de muchos corredores especializados. Más que un resultado, el debut de Dauwalter reafirma su mensaje: la curiosidad y la alegría pueden llevarte lejos, sin importar el terreno.
Desde las montañas del Colorado hasta las avenidas de Minnesota, Courtney volvió a demostrar que su grandeza no depende del tipo de carrera, sino de su capacidad de disfrutar cada desafío con humildad y determinación.