Strava retira la demanda contra Garmin: Del juicio a la jugada maestra del diseño.
Un conflicto que sacudió al mundo del fitness digital
A comienzos de octubre, Strava sorprendió al mundo del deporte y la tecnología al demandar a Garmin, acusando al gigante de los relojes y ciclocomputadores de infringir patentes relacionadas con dos de sus funciones más emblemáticas: los segments y los heatmaps. Estas herramientas, que permiten comparar tiempos y visualizar rutas populares, son pilares del ecosistema de Strava.
La demanda, presentada en un tribunal federal de Colorado, también alegaba que Garmin había violado un acuerdo de cooperación firmado en 2015, utilizando indebidamente la tecnología de Strava para expandir sus propios segmentos bajo marca Garmin. En su petición, la plataforma solicitaba detener la venta de los «productos infractores», lo que habría afectado a casi todos los relojes y dispositivos de la compañía.
Un giro inesperado: El retiro de la demanda
Sin embargo, solo tres semanas después de iniciada la acción legal, Strava dio un paso atrás. El 21 de octubre presentó un documento ante el tribunal solicitando la «desestimación voluntaria sin perjuicio», lo que significa que la compañía retiró la demanda, pero se reserva el derecho de reabrir el caso en el futuro.
Este abrupto cambio desconcertó a la industria. Ni Garmin ni Strava realizaron declaraciones públicas, pero las especulaciones no tardaron en aparecer. Algunos analistas creen que el litigio buscaba posicionar a Strava de cara a su posible salida a bolsa en 2026, mostrando fortaleza en la defensa de su propiedad intelectual. Otros interpretaron la maniobra como un intento de presionar a Garmin en medio de tensiones por temas de visibilidad de marca y control de datos.
Garmin no pestañeó
La estrategia, sin embargo, resultó arriesgada. Garmin es no solo el mayor socio comercial de Strava, sino también su principal fuente de ingresos por suscripciones vinculadas a terceros. La ruptura del vínculo habría tenido consecuencias graves: Garmin podría haber bloqueado la sincronización de actividades hacia Strava, lo que afectaría a millones de usuarios y pondría en jaque su modelo de negocio.
Además, la historia y el tamaño de ambas compañías no dejaban dudas sobre el poder de Garmin en este tipo de disputas. El fabricante estadounidense cuenta con un vasto portafolio de patentes y una reputación intachable en litigios, donde rara vez ha perdido. La posibilidad de una contraofensiva legal era tan real que, según fuentes del sector, Garmin «simplemente no creyó el bluff» de Strava, forzando su retirada antes de que la situación escalara.
El contragolpe de Strava: Una jugada de diseño
Pese al aparente retroceso, Strava encontró una manera elegante de revertir la narrativa. En lugar de conceder a Garmin la exclusiva de mostrar su logo junto a las actividades subidas desde sus dispositivos —una de las exigencias que había tensado la relación—, Strava lanzó una actualización que incluyó los logos de todas las marcas de relojes y plataformas deportivas: Apple, Wahoo, Suunto, Fitbit, Peloton, entre otras.
El resultado: Garmin obtuvo la visibilidad que buscaba, pero diluida entre una decena de competidores. Lo que parecía una derrota legal se transformó en una victoria de diseño y neutralidad, presentada públicamente como un gesto de transparencia: mostrar de dónde proviene cada dato cargado en la plataforma.
Un nuevo campo de batalla: La interfaz
Con este movimiento, Strava logró evitar un precedente peligroso que habría permitido a los fabricantes dominar visualmente su entorno digital. En vez de dejar que el conflicto definiera su relación con Garmin, la compañía redirigió la discusión hacia un mensaje de equidad: «todos los dispositivos, todas las marcas, las mismas reglas».
Así, lo que comenzó como un enfrentamiento judicial terminó como una batalla por la narrativa y la identidad dentro del ecosistema del fitness conectado. Las tensiones empresariales pueden continuar, pero para los millones de atletas que suben sus entrenamientos a diario, el mensaje final es simple: sin importar el reloj que uses, tus kilómetros siguen contando. ![]()


